A veces te despiertas en medio de la noche sin querer. Deseando volver al mundo donde estabas. Donde todo es agua y azul. Donde los sueños existen y sí se cumplen. El lugar en el que nunca has estado pero donde querrías volver. Y a veces tienes la suerte que acompaña a las almas silenciosas, que vagan sencillas sin hacer daño ni ruido para que la magia de la noche las haga brillar entre tinieblas. Y entonces te dejan volver al mismo sueño. Al mismo lugar. Ese en el que eres feliz. Inmensamente feliz.
Ni siquiera entiendes por qué, pero te quedarías allí para siempre. En el lago. Sientes que estás en paz, que todo está sereno, incluso tú. El agua es tan transparente que casi puedes ver el fondo. Y no para de brotar agua. Como si fuera un manantial escondido, pero es un lago. Inmenso. Magnífico. Infinito. No alcanzas a ver las orillas opuestas pero no importa porque te sientes bien. Y entonces aparece alguien que te hace entender que ese lugar sí existe. Y que ya has estado allí. Quizá en otra vida. O en otro lugar físico. Pero ya has vivido ese momento. Y la vida, a través de tus sueños, decide regalártelo de nuevo. Recordarte que existe. Que vive en ti.
Y quieres hablar pero las palabras no salen porque sólo con miradas todo fluye. A veces los ojos son los mejores mensajeros. Nunca mienten. Ni escapan a su color. Verde. Azul. Los reflejos del agua. Los reflejos de ti. No quieres despertar. De ninguna manera. Porque te perderías esos ojos. Y esa luz. Está todo lleno de luz. Y un tiempo después te das cuenta de que ese lago existe. Es el Lago Azul del Parque Nacional de los Lagos Nelson, en Nueva Zelanda. Rotomairewhenua en maorí. Un lugar especial, sagrado. Con el agua más clara del mundo. La laguna Azul que simboliza la fuerza de la vida contenida en la unión del mundo físico y espiritual. El espacio de rituales sagrados y secretos. Tan cristalino que se puede ver hasta 80 metros. Tan hermoso como inaccesible y prohibido. Como los sueños. Y te ha buscado. A través de esa persona y ese sueño. Y existe. Como los sueños.
 Autora: Patricia Pozo Alemán. Doctora Arquitecta y Profesora. Especialista en Comunicación y Composición. ¿Mis objetivos? Aprender del ser humano. Realizar diseños adaptados a las necesidades. Potenciar la creatividad de las personas. ¿Una pasión? Bailar y el Cine. |
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